Ángeles Maestro, medico vallisoletana y ex-portavoz de Sanidad del partido Izquierda Unida en el Congreso de los Diputados, fue entrevistada por una reportera durante una concentración en plena calle. Desconocemos la fecha del reportaje pero lo que dice esta mujer, ya jubilada de la Consejería de Sanidad donde trabajó y alejada de la política, merece la pena saberlo.
Cuando la periodista le pregunta en qué momento se dio cuenta de lo que en realidad estaba ocurriendo con la «plandemia» y todo lo que se vivió hace más de tres años, Nines Maestro, que así es como se la conoce, contestó que por su trabajo es en salud pública y medicina preventiva, antes del Covid ya tenía una idea muy clara de lo que es la industria farmacéutica. Que eso era un saber histórico, que ella se había informado mucho y que cuando era diputada de IU (ya no milita en el partido) le tocó la tramitación de la Ley del Medicamento que atribuye a las multinacionales farmacéuticas algo gravísimo, que es la decisión de qué medicamentos están a disposición de la población. Y, obviamente, no están a disposición de la población aquellos medicamentos que no son rentables para la industria farmacéutica.
Ella, al principio de la «plandemia» se quedó sorprendida, como casi todo el mundo, pero un colega suyo, epidemiólogo del equipo de Fernando Simón, le dijo en secreto que, en abril de 2020, habían reunido a un equipo de expertos para decirles que las medidas que se iban a tomar para el control de la pandemia eran medidas políticas, que no obedecían ni a criterios sanitarios ni epidemiológicos ni de ningún aspecto que tuviera que ver con la salud, algo que le pareció gravísimo y de enorme importancia.
Nines aseguró que «cuando tú sabes que los estados de alarma que restringieron y anularon libertades que después han sido declarados inconstitucionales, fueron tomados en todos los países por igual (países diversos con gobiernos de diferente tipo), eso era otra sospecha. La pregunta es ¿quién dictaba las órdenes políticas? ese es el tema»
La exdiputada comenzó a tener dudas sobre las vacunas (aseguró no estar vacunada) y comenzó a tirar del hilo junto con otros compañeros comprobando cómo medicamentos eficaces, bien conocidos históricamente, como la hidroxicloroquina o la ivermectina, habían sido utilizados en algunos países con unos resultados muy eficaces, pero aquí estaban prohibidos. No estaban incluidos en los protocolos por considerarse tratamientos alternativos para imponer la vacuna como la única solución.
La exdiputada comenta que cuando la presidenta de la Comisión Europea, en agosto de 2020, apenas iniciados los ensayos clínicos, compró 1.800 millones de dosis, se llevó las manos a la cabeza. Luego se supo que su marido es un alto cargo de una filial de Pfizer y que su hijo es un alto ejecutivo de la empresa de publicidad que diseñó la campaña de las vacunas, esto le llevó a acrecentar todas sus sospechas.
Por su experiencia aseguró que Pfizer fue condenada a pagar, antes de la pandemia Covid, por la prescripción de antipsicóticos con resultado de muerte de medio millón de personas en Estados Unidos, falsificando los ensayos clínicos, exagerando los beneficios y ocultando los efectos adversos. También los ensayos clínicos de las farmacéuticas en África aplicados a niños, los cuales han sido denunciados ante los Tribunales internacionales. Esto le llevó a atar cabos sobre todos los mecanismos de control mediático, social y político, además de toda la campaña de terror para definitivamente afirmar que todo esto ha sido un gran experimento de control social. Asegura tener el conocimiento de que, tal y como se dijo en el Foro de Davos, sobran casi la mitad de los puestos de trabajo en el mundo. ¿Cómo hacen eso? aterrorizando a la gente, para que esté en su casa metida, con miedo y sin pensar para que ellos tomen decisiones que, en circunstancias normales, no las hubieran tomado de ninguna de las maneras.
Con respecto a los datos del exceso de mortalidad publicados por el Instituto de Salud Carlos III, Nines aseguraba que la entonces ministra de Sanidad aseguró que no entraba dentro del gobierno investigar por qué han muerto miles de personas sin saber la razón. Pero el único dato que se tiene es la vacunación masiva, por eso desde el grupo ‘Sobremortalidad, Rompe el Silencio» están pidiendo que se investigue todo esto porque han contrastado que tanto en regiones como países con más vacunación, más muertes se están produciendo. Piden que el Ministerio de Sanidad, que tiene la responsabilidad de velar por nuestra salud, investigue qué está pasando y por qué está muriendo niños y jóvenes en una proporción tan altísima, desde que se aplicó la vacuna, que es lo más sangrante.
Afirma que si las autoridades sanitarias no investigan es que están siendo cómplices.
Aquí se pueden ver algunas partes del vídeo:
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