Un documento como este era necesario. En su día, MM publicó un documento similar, pero este es más rico en datos. Hay pues que agradecer a sus autores que nos hayan puesto al día tanto en la seguridad como en la eficacia del CDS y del MMS. Todos los ensayos que se han producido con ellos, de cualquier tipo, aparecen aquí. Médicos, científicos e instituciones sanitarias nacionales e internacionales tienen por donde comenzar a caminar si quieren conocer más y mejor al dióxido de cloro y al clorito de sodio. Esperemos que de una vez por todas no nieguen su existencia.
Seguridad Y Eficacia Del DióXido De Cloro Y Clorito De Sodio SegúN Los Datos Experimentales Disponibles
Jorge Gaupp1, Alberto Martínez Ramos2, Luis Prieto Valiente3
Este documento realiza una revisión de la bibliografía científica disponible sobre el dióxido de cloro (ClO2) y su producto de reducción, el anión clorito (ClO2–), caracterizando su toxicidad por vía oral y parenteral, así como su eficacia como tratamiento adyuvante para la COVID-19 y otras enfermedades. También se analizará el clorito de sodio (NaCl02), molécula a partir de la cual suele obtenerse el dióxido de cloro. La revisión priorizará siempre los datos basados en ensayos clínicos controlados, indexados y revisados por pares, y acudirá a otros peldaños de la pirámide de evidencia científica (preprints, casos clínicos, estudios en animales, etc.) cuando la evidencia de máximo nivel no esté disponible o no sea suficiente.
ÍNDICE
- DEFINICIONES……………………………..……………………………………….2
- SEGURIDAD Y TOXICIDAD…………………………..…………………..………3
Ensayos en humanos con clorito sódico (NaClO2)..…………………………………3
Seguridad y toxicidad según la EPA y la ASTDR……………………..……………..4
- EFICACIA…………………………………………………………….……………..7
Eficacia del dióxido de cloro en ensayos con cultivos celulares y animales………….8
Eficacia del CDS en humanos mediante ensayos clínicos……………………………9
Eficacia del WF10 y del clorito sódico puro en humanos………………………..…10
Ensayos clínicos en marcha con dióxido de cloro…………………………………..12
DEFINICIONES
El dióxido de cloro (ClO2) es un gas aprobado en USA y la UE como desinfectante para agua potable1 y procesado de alimentos, incluido el lavado de frutas y verduras frescas2. Para su proceso de fabricación industrial, se puede generar a partir de clorito de sodio, por electrólisis o por mezcla con un ácido suave. Al entrar en contacto con agua, el ClO2 generado se disuelve rápidamente en ella sin hidrolizarse, permaneciendo como gas en disolución. La solución que algunos médicos están usando como tratamiento actualmente ha tomado el nombre de CDS (Chlorine Dioxide Solution, o Solución de Dióxido de Cloro), y se elabora habitualmente a una concentración de 3000 ppm (0,3%), es decir, con 3 mg de ClO2 por cada mililitro de disolución. Los protocolos habitualmente usados contra la COVID-19 administran dosis orales de dióxido de cloro que no suelen superar los 75 mg/día (equivalentes a 25 ml diarios de CDS al 0,3%, disueltos como mínimo en 2 litros de agua antes de ser ingeridos, lo que supone una concentración final máxima ingerida de 37 ppm)3.
El clorito de sodio (NaClO2) es una sal utilizada para la generación de dióxido de cloro y aprobada como medicamento experimental para el tratamiento de ELA (Esclerosis Lateral Amiotrófica) con el nombre de NP0014. A menudo ha sido confundido con el hipoclorito de sodio (NaClO), sustancia habitual en la lejía doméstica y que tiene unas propiedades, indicaciones y toxicidad sustancialmente diferentes a las del clorito de sodio.
El fármaco WF10 es una dilución acuosa 1:10 de la formulación patentada como TCDO (tetraclorodecaóxido), estéril y libre de pirógenos, preparada para la infusión endovenosa. Tiene el identificador CAS 92047-76-2 y el Número de la Comunidad Europea (EC Number) 420-970-2. En la clasificación MeSH (Medical Subject Headings) consta como fármaco protector contra las radiaciones ionizantes. El principio activo del TCDO es el anión clorito. El TCDO es una mezcla que contiene 4,25% de iones clorito, 1,9% de cloruro, 1,5% de clorato, 0,7% de sulfato e iones de sodio como especies catiónicas en una solución acuosa.
SEGURIDAD Y TOXICIDAD
Creemos importante realizar una revisión bibliográfica sobre la seguridad y toxicidad del dióxido de cloro y del clorito sódico, dado que prácticamente todos los medios de comunicación que últimamente advierten de su peligro ignoran los estudios publicados, basándose exclusivamente en algún testimonio anecdótico (no científico) y en comunicados recientes de la AEMPS (Agencia Española del Medicamento)5 y de la FDA (Food and Drug Administration, EEUU)6. El comunicado de la AEMPS señala que “las soluciones de dióxido de cloro, directamente u obtenido a partir de clorito de sodio (…) no se han sometido a ningún tipo de evaluación o autorización por las autoridades competentes que garantice que la relación beneficio/riesgo sea positiva”. Si bien la agencia es correcta en señalar que el clorito sódico no es un medicamento aprobado para su venta, ignora el hecho de que sí ha sido evaluado por la FDA en 20117 y por la European Medicines Agency en 20138, obteniendo en ambos casos la designación de medicamento huérfano para el tratamiento experimental de ELA. Además, la AEMPS no da ni refiere indicación técnica básica toxicológica alguna, ni basa su declaración en referencias experimentales disponibles sobre los niveles de exposición y dosis bajo los cuales no se ha reportado toxicidad. Existe, sin embargo, un notable cuerpo de ensayos experimentales publicados desde los años ochenta hasta la actualidad que no han sido revisados por la AEMPS, y que mostraremos a continuación.
Ensayos en humanos con clorito sódico (NaClO2)
En virtud de la aprobación del clorito sódico como medicamento experimental por la US-FDA, en 2015 la compañía Neuraltus Pharmaceuticals completó dos ensayos clínicos sucesivos. En la fase I del primer ensayo se evaluó la seguridad y tolerancia de la exposición aguda (>24h) del fármaco NP001, compuesto por clorito sódico de alta pureza. Se administraron dosis únicas crecientes de hasta 3,2 mg/kg/día a 32 pacientes9. Todas las dosis de NP001 fueron en general seguras y bien toleradas, y no hubo eventos adversos serios ni variaciones en parámetros clínicos relevantes.
Posteriormente, se llevó a cabo otro un ensayo clínico multicéntrico en fase II10, aleatorizado, doble ciego con NP001 en algunos de los centros de investigación médica más importantes de EEUU, como la Clínica Mayo o la Universidad de Columbia. En él, 45 de un total de 136 pacientes con ELA recibieron 2 mg por kg. de peso corporal al día de clorito sódico en una sola dosis diaria por vía intravenosa, durante 6 meses de forma intermitente. Los ciclos duraban de 3 a 5 días consecutivos (exposición subaguda), administrándose un ciclo por mes. El estudio dio como resultado una evidencia de clase I de que el clorito sódico fue “en general, seguro y bien tolerado”, excepto por dolor en el lugar de la infusión y mareo transitorio.
Seguridad y toxicidad según la EPA y la ASTDR
Los comunicados de la AEMPS y la FDA afirman, además, que el consumo por vía oral de clorito sódico y dióxido de cloro puede producir “dolor abdominal, náuseas, vómitos, diarrea, que pueden llevar a deshidratación, fallo renal, anuria, anemia hemolítica y metahemoglobinemia”. Pero ninguna de las dos agencias reporta dosis tóxica de referencia alguna, ni estudios científicos en los que sustentar estas afirmaciones. En su lugar, lo hacen en base a varios casos anecdóticos de consumo de clorito sódico a dosis indeterminadas, probablemente (según la caracterización toxicológica establecida) de varios órdenes de magnitud mayores que las usadas tanto en el ensayo clínico mencionado como en los casos clínicos mostrados más adelante.
Sin embargo, las dosis seguras para el clorito sódico y el dióxido de cloro por vía oral están ampliamente estudiadas en la literatura científica, ya que entre sus usos se encuentra la potabilización de agua y el tratamiento de vegetales para consumo humano. En este sentido, la EPA (Agencia de Protección Ambiental de EEUU) ha venido encargando estudios y emitiendo informes toxicológicos desde los años 80, determinando los niveles de toxicidad de referencia para el resto de agencias americanas y por extensión internacionales. En un informe toxicológico sobre el dióxido de cloro en septiembre de 200011, se hizo una revisión de 25 estudios realizados en roedores, monos y en humanos, a diferentes tiempos de exposición, ingiriendo clorito sódico o dióxido de cloro hasta 18 meses seguidos12.
A partir de estos estudios, la EPA determinó que la dosis máxima de dióxido de cloro con la cual no se han observado efectos adversos por vía oral (denominada “NOAEL”) es de 3 mg/kg/dia. Asimismo, se determinó que la dosis mínima de ClO2 en la cual se observó toxicidad (LOAEL) es de 5.7 mg/kg/dia. Estos niveles se determinaron a partir de un estudio en varias generaciones de ratones, durante el celo, lactancia y parto, esto es, en poblaciones sensibles. El Departamento de Salud de EEUU se hizo eco de los niveles seguros de la EPA en 2004 en otro informe de la ASTDR (Agency for Toxic Substances and Disease Registry)13. Es decir, suponiendo un peso de 70 kg, la cantidad diaria a la cual la EPA no encontró efecto adverso para consumo oral es de 210 mg. de dióxido de cloro al día14. Según los casos clínicos disponibles, la cantidad alcanzada por los protocolos que están siendo empleados por los médicos contra la COVID-19 en Latinoamérica es de 25 ml. de dióxido de cloro (CDS al 0,3%) al día, disueltos en 2 litros de agua15, lo que hace un total de 75 mg. de dióxido de cloro al día, en 8 tomas. Es decir, se trataría de una dosis oral de dióxido de cloro de 1,07 mg/kg/día para una persona de 70 kg, con lo que estaríamos hablando de una dosis claramente inferior a la que la EPA considera como segura (NOAEL de 3 mg/kg/día). Y dicha dosis (1,07 mg/kg/día de dióxido de cloro/ion clorito) estaría también por debajo de la dosis más alta administrada a pacientes con ELA en la fase 2a del ensayo clínico de 2015 (y que fue de 2 mg/kg/día de clorito de sodio, equivalente -según la EPA- a 1,5 mg/kg/día de dióxido de cloro/ion clorito).
A partir de la NOAEL, la EPA calcula la dosis de referencia oral (RfD), que sería la dosis probablemente segura para el consumo oral de dióxido de cloro de forma ininterrumpida (diariamente, durante toda la vida) en toda clase de seres humanos (incluyendo aquellos grupos potencialmente más sensibles al ClO2); esta RfD (que para el dióxido de cloro sería de 0,03 mg/kg/día) resulta útil cuando se emplea, por ejemplo, para calcular las dosis de dióxido de cloro que se van a utilizar para potabilizar aguas de consumo humano. Sin embargo, no es realmente eficaz como valor de referencia de ausencia de toxicidad cuando lo que queremos es emplear el dióxido de cloro de forma terapéutica durante cortos periodos de tiempo (generalmente en tratamientos de menos de 28 días); para este último caso, la NOAEL (3 mg/kg/día) resultaría ser una cifra mucho más realista a la hora de señalar las dosis máximas de dióxido de cloro que resultan seguras para tratar seres humanos durante periodos de tiempo relativamente breves16. El siguiente gráfico (fig. 1) puede ayudar a situar estos valores:
Por último, cabe comentar una nota de prensa del Ministerio de Justicia español que ha sido muy difundida, en la que este declara que ha habido “26 consultas al Servicio de Información Toxicológica (SIT) por consumo de MMS (clorito sódico al 28% mezclado con ácido cítrico al 50%)”18. ¿Qué importancia tiene este dato? En 2018 (último año con datos disponibles) hubo 63.752 consultas al SIT, sin contar las que hacen los médicos, como explica la propia memoria del Instituto Nacional de Toxicología19. Un 0,7 por cien de estas 63.752, es decir 446 consultas, por ejemplo, son por personas que se sienten intoxicadas por tomar homeopatía (pág. 19). No existe evidencia de que los productos homeopáticos tengan toxicidad alguna, ya que son ultradiluciones con trazas indetectables de sustancias, y sin embargo 446 personas llamaron por sentirse intoxicadas por productos homeopáticos. Respecto al clorito sódico, la nota reporta que han llamado 26 personas (un 0,04% del total de consultas, 17 veces menos que para homeopatía). Entonces, tratándose de algo que toman miles de personas, el dato del INT, de aportar algo, sería en favor de la escasa toxicidad y relativa seguridad del clorito de sodio acidificado.
EFICACIA
Respecto a la posible eficacia terapéutica, la AEMPS de nuevo da muestras de no haber realizado una revisión demasiado profunda de la literatura científica. Afirma que “No existen pruebas de ningún tipo de que pueda usarse para tratar o prevenir la infección por coronavirus, ni tampoco hay evidencia de que sea efectivo contra otras enfermedades como malaria, autismo, cáncer, enfermedades parasitarias o degenerativas.” Es cierto que no contamos con pruebas de máximo nivel científico que avalen el uso indiscriminado del dióxido de cloro ni del clorito sódico. Pero sí contamos con evidencias prometedoras o indicios razonables sobre la eficacia del dióxido de cloro y del clorito sódico para varias enfermedades, incluida la COVID-19, en otras capas de la “pirámide de la evidencia científica médica” (fig. 2). Evidencias más que suficientes, entendemos, para justificar la realización de estudios piloto y ensayos clínicos, así como la aprobación del uso compasivo o adyuvante de estas sustancias. De hecho, en el caso de la COVID19, existen indicios razonables de una eficacia superior a la reportada para una larga lista de fármacos aprobados oficialmente para su tratamiento20, entre los que se incluyen varios ampliamente utilizados (hidroxicloroquina, interferones, remdesivir, lopinavir o ritonavir), pero que están demostrando “poco o ningún efecto” en los primeros ensayos clínicos ya concluidos21. A continuación presentamos los indicios o evidencias preliminares disponibles sobre la eficacia terapéutica del dióxido de cloro y el clorito sódico en ensayos con cultivos celulares, en animales y en humanos, priorizando siempre los datos basados en ensayos científicos indexados y revisados por pares.
En cuanto al dióxido de cloro, existe un amplio consenso sobre su poder biocida en superficies, y una amplia literatura científica al respecto. Sin embargo, este informe se centrará en los estudios que evidencian su potencial antiviral en ensayos in vitro, in vivo y en humanos, posibilitando la inactivación de virus sin acabar con las células.
En primer lugar, en los últimos años han aparecido varios estudios relevantes con cultivos celulares. El pasado 2019, un estudio publicado en la revista Infection, Genetics and Evolution mostró una capacidad antiviral del dióxido de cloro en células de cerdo infectadas con PRRSV (virus del síndrome respiratorio y reproductivo porcino)22. El estudio observó que el dióxido de cloro inhibe la replicación del virus, además de degradar sus proteínas y su genoma, sin dañar a la célula. De hecho, el estudio observó incluso cómo el ClO2 reducía la liberación de citoquinas inflamatorias producidas en respuesta a la infección viral. ¿Cómo es posible que el dióxido de cloro en solución no destruya también a nuestras células? En un estudio de 2017 se observa cómo el dióxido de cloro desactiva al 98,2% de los microbios en concentraciones tan bajas como de 5 a 20 ppm, mientras que el 93,7% de las células animales usadas sobrevivieron a 200 ppm23. ¿Cómo se explica esta acción selectiva? Aún no contamos con explicaciones bioquímicas concluyentes, solamente hay hipótesis basadas en los primeros experimentos en laboratorio. Por ejemplo, un ensayo in vitro publicado en 2013 en la revista científica Plos One apunta a que el dióxido de cloro es un potente agente oxidante capaz de acabar en segundos con organismos pequeños (bacterias y virus, entre otros), mientras que le lleva mucho más tiempo y requiere de mayores cantidades para poder dañar las células humanas o animales, que son más grandes y por lo tanto poseen más cantidad de antioxidantes con los que defenderse del poder oxidativo del ClO2 24. En otro artículo publicado en 2020 en Physiology International Journal se puede encontrar una explicación más detallada de esta hipótesis, y su posible utilidad en la pandemia de COVID-1925.
Respecto a la eficacia del dióxido de cloro en estudios con animales, el pasado 15 de octubre de 2020 apareció el primer estudio controlado del efecto antiviral del ClO2 in vivo contra un coronavirus, realizado por la Universidad Autónoma de Querétaro, y que se encuentra bajo proceso de revisión por pares, pero disponible en pre-print26. En él se trataron con dióxido de cloro embriones de pollo inoculados con un coronavirus aviar. Sobrevieron 20% de los embriones sin ClO2, 40% de los embriones con dosis baja de ClO2 y 80% con dosis alta, p unilateral = 0.04 con regresión logística. Además, los embriones tratados tuvieron mayor crecimiento de la masa corporal (p=0.017), menor carga viral (p=0.03) y menor incidencia de congestión epidérmica (p=0.04), hemorragia (p=0.002), curling (p=0.017) y engrosamiento de membranas (p=0.003). El estudio observó, asimismo, que el dióxido de cloro no mostró evidencia de toxicidad en los embriones a las dosis empleadas. Por otra parte, en otro estudio más antiguo se observó un aumento de la longevidad de un grupo de abejas que bebieron agua con 10 ppm (partes por millón) y 100 ppm de dióxido de cloro, frente a las que bebieron agua con 0, 1, 1.000 y 10.000 ppm27.
Respecto a la eficacia del CDS en humanos mediante ensayos clínicos, más allá de los estudios en los que se utiliza el ClO2 como colutorio en mucosa oral28 (también para prevenir el contagio de COVID-19 por vía bucal29), aún no contamos con un estudio controlado y aleatorizado con dióxido de cloro por vía oral o parenteral (pero sí con formulaciones cuyo principio activo es el clorito sódico, ver más abajo). Con dióxido de cloro existe una compilación de casos médicos con 104 pacientes en Guayaquil, que reporta una rápida reducción de la sintomatología de COVID-19 en los primeros cuatro días de administración oral y/o intravenosa de CDS30. Al no haber un grupo de control ni comparación explícita con controles históricos, no cabe sacar conclusiones definitivas, pero sí puede valorarse como un indicio muy relevante que debe ser considerado. Especialmente, teniendo en cuenta que están apareciendo cada vez más casos clínicos documentados de curaciones de COVID-19 con ClO2 por vía oral o intravenosa. Por ejemplo, los que muestra la Dra. Rita Denegri de administración de CDS por vía oral31, o los de pacientes más graves tratados por el Dr. Sandro Moncada por vía intravenosa32. También hemos podido acceder a las historias clínicas, análisis y TAC de dos casos tratados por el Dr. Manuel Aparicio33. Respecto a otras patologías también hay algunos casos clínicos documentados. Contamos, por ejemplo, con un reporte de dos pacientes tratados con éxito con dióxido de cloro, hidroxicitrato y ácido lipoico, publicado en el Journal of Cancer Treatment & Diagnosis: uno de ellos como adyuvante en el tratamiento de adenocarcinoma metastásico en el páncreas y otro para un cáncer de próstata34, y también con otro caso clínico de tratamiento de ELA con CDS oral e intravenoso durante 10 meses, que muestra una mejoría notable documentada por semanas35. El mecanismo de acción en ciertos tipos de cáncer se desconoce aún, aunque hay algunas hipótesis publicadas, como la que muestra el resumen de un estudio in vitro publicado en 2016 en la coreana Journal of Applied Biological Chemistry, que habla de un potencial anticancerígeno del dióxido de cloro aplicado en cinco tipos de células humanas con cáncer de mama y cáncer colorrectal, por su relación con la producción de ROS (Reactive Oxygen Species)36.
El fármaco WF10, solución iónica cuyo principio activo es el clorito de sodio, demostró, en un estudio doble ciego, regular las citoquinas de forma sostenida en pacientes con SIDA, logrando que ninguno de los diez pacientes tratados fuera hospitalizado durante los tres meses de tratamiento (frente a cinco de nueve en el grupo control, que sí requirieron hospitalización), y consiguiendo igualmente que solo uno de los pacientes tratados muriera tras nueve meses de seguimiento, frente a seis en el grupo control37. En otro estudio multicéntrico, el WF10 mostró una “reducción significativa” de la cistitis hemorrágica tardía provocada por radioterapia en los pacientes tratados con el fármaco frente a los del grupo control38. En otro estudio se vieron reducidas la mucositis, la disfagia, el dolor de boca, la alteración del sabor y la pérdida de peso provocados por el tratamiento de radioterapia y quimioterapia para cáncer orofaríngeo39. Las inyecciones de WF-10 también mostraron ser útiles para el tratamiento local de la úlcera de pie diabético en otro estudio aleatorizado doble ciego40.
Respecto al empleo de clorito sódico puro, hay un ensayo clínico controlado y aleatorizado, realizado en varios hospitales de EEUU para el tratamiento de ELA con clorito sódico por vía endovenosa, que tuvo tres fases. En la primera fase se encontró un prometedor efecto antiinflamatorio en los pacientes tratados frente a los del grupo control41. La segunda fase confirmó este efecto, demostrando una reducción del 41% de la progresión de la enfermedad en aquellos pacientes con mayores niveles de neuroinflamación42. En este caso se administró clorito sódico de alta pureza (aquí llamado NP001) por vía endovenosa a 1 mg. y 2 mg. por kg. corporal una vez al día, cantidades que, como vimos, fueron “seguras y bien toleradas”, excepto por cierto mareo momentáneo y dolor en el lugar de la inyección. No hay un artículo con los resultados completos de la fase 2B43. Pero sí se sabe que, al igual que en la fase anterior, se administró una sola dosis diaria durante 3 días consecutivos (descansando después 4 semanas antes de comenzar un nuevo ciclo), sin que los investigadores sepan aún por qué no obtuvieron los resultados esperados para el marcador de neuroinflamación asociada al ELA44. El diseño del estudio no permitió medir ningún otro parámetro, pero los propios pacientes sí lo hicieron, creando incluso una web en la que documentaron caso a caso su mejora de síntomas45.
¿Hay algún tipo de ensayo actualmente en marcha? La legalización del uso experimental y compasivo del dióxido de cloro en varios departamentos de Bolivia a lo largo del verano provocó el inicio de varios ensayos clínicos en pacientes con COVID-19, algunos a instancias de las propias leyes, como es el caso del Departamento de La Paz46. En consecuencia, actualmente están en marcha, que sepamos, al menos tres ensayos clínicos y un ensayo in vitro en Bolivia. En la Universidad Pública de El Alto se trata de un “Ensayo clínico aleatorizado de efectos terapéuticos del dióxido de cloro en pacientes COVID 19 (Etapas IIa – IIb – III) internados en el Hospital del Norte”47; en la Universidad Mayor de San Simón se titula “Estudio exploratorio observacional del dióxido de cloro en pacientes enfermos con COVID 19”48. Por otra parte, en la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno habría en marcha otro proyecto denominado “Tratamiento con dióxido de cloro en pacientes diagnosticados positivos para SARS-COV2 en el departamento de Santa Cruz de la Sierra” a cargo de Eidy Maria Schmitter, mientras que en la Universidad Técnica de Oruro se daría un cuarto titulado “Evaluación de la inocuidad y toxicidad del dióxido de cloro en hematocritos humanos” a cargo del Dr. Richard Chiara Miranda, según reporta la Dra. Callisperis en una conferencia de prensa49. Aunque no hemos encontrado más datos de estos dos últimos estudios, su existencia es plausible, dado que ambas universidades producen por su cuenta el dióxido de cloro desde hace meses50, al igual que la UPEA51. Por otra parte, se está realizando al menos un ensayo in vivo con dióxido de cloro aplicado a ratas en la Universidad Autónoma de Querétaro, según reporta la catedrática de virología Karina Acevedo52. Las alertas emitidas por las agencias regulatorias de casi todos los países respecto al dióxido de cloro parecen haber ocasionado, según los científicos implicados, trabas y bloqueos a la hora de llevar a término otros ensayos clínicos, como el registrado en Clinical Trials53.
En definitiva, entendemos que la ciencia avala la seguridad del CDS en el rango de dosis potencialmente terapéuticas expuesto, y que además comienza a acumular cada vez más indicios razonables de su eficacia a través de estudios en laboratorio y compilaciones de casos clínicos. Desde luego, tanta o más eficacia que muchos otros medicamentos que se están probando o incluso han sido autorizados para la COVID-1954. Por eso pedimos a las autoridades competentes que promuevan y autoricen estudios piloto rápidos y ensayos clínicos con dióxido de cloro, clorito sódico y TCDO. Les invitamos encarecidamente a que revisen la literatura científica al respecto y que no se contenten con la limitada información que hasta el momento nos están ofreciendo muchos medios de comunicación. Ojalá que este pequeño texto les sea de ayuda.
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1 Jorge Gaupp, PhD por la Universidad de Princeton, estudia la divulgación y discusión científica en torno al evolucionismo a inicios del siglo XX en España.
2 Alberto Martínez Ramos es licenciado en medicina por la Universidad de Cantabria y especialista en pediatría vía MIR.
3 Luis Prieto Valiente es doctor en medicina (bioestadística), postdoc en Oxford. Ha sido profesor de bioestadística aplicada a la investigación médica en instituciones como la Universidad Complutense de Madrid, la Universidad Autónoma de Madrid o el Instituto Carlos III. Es fundador del primer Servicio de Bioestadística Médica de un hospital español y cuenta con más de 200 aportaciones científicas en revistas y congresos médicos. .
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1 US Environmental Protection Agency. National Primary Drinking Water Regulations: Disinfectants and Disinfection Byproducts, Federal Register. Dic. 1998; 63 (241). Disponible en: https://www.govinfo.gov/content/pkg/FR-1998-12-16/pdf/98-32887.pdf
2 US FDA. Code of Federal Regulations. Rev. Abril 2019; 21 (3). Disponible en: https://www.accessdata.fda.gov/scripts/cdrh/cfdocs/cfcfr/cfrsearch.cfm?fr=173.300
3 Véanse, por ejemplo, las dosis empleadas en el los casos clínicos recogidos por García Espinoza R, Sarmiento C, Montoya Carvajal S, Andrade E y Robles M. Dióxido de cloro: una alternativa efectiva para el tratamiento del SARS-CoV2 (COVID-19). 2005. Disponible en: https://drive.google.com/file/d/1EXobhZo1-gQ_JE6C6g8ZGjSobTCs_it9/view
4 Designación de medicamento huérfano en la web de la European Medicines Agency, sept. 2013: https://www.ema.europa.eu/en/documents/orphan-designation/eu/3/13/1139-public-summary-opinion-orphan-designation-sodium-chlorite-treatment-amyotrophic-lateral_en.pdf
Designación de medicamento huérfano en la web de la FDA: https://www.accessdata.fda.gov/scripts/opdlisting/oopd/detailedIndex.cfm?cfgridkey=343311. Artículo de prensa de 2011 en que se menciona esta designación: https://www.bizjournals.com/sanfrancisco/morning_call/2011/08/neuraltus-als-drug-wins-fast-track.html
5 Comunicado más reciente de la AEMPS: https://www.aemps.gob.es/informa/notasinformativas/medicamentosusohumano-3/2020-medicamentosusohumano-3/la-aemps-advierte-de-los-riesgos-graves-para-la-salud-por-el-consumo-de-dioxido-de-cloro-o-mms/
6 Comunicado de la FDA: https://www.fda.gov/news-events/press-announcements/coronavirus-covid-19-update-fda-warns-seller-marketing-dangerous-chlorine-dioxide-products-claim
7 Designación de medicamento huérfano en la web de la FDA: https://www.accessdata.fda.gov/scripts/opdlisting/oopd/detailedIndex.cfm?cfgridkey=343311. Artículo de prensa de 2011 en que se menciona esta designación: https://www.bizjournals.com/sanfrancisco/morning_call/2011/08/neuraltus-als-drug-wins-fast-track.html
8 Designación de medicamento huérfano en la web de la EMA: https://www.ema.europa.eu/en/documents/orphan-designation/eu/3/13/1139-public-summary-opinion-orphan-designation-sodium-chlorite-treatment-amyotrophic-lateral_en.pdf
9 Miller RG, Zhang R, Block G, Katz J, Barohn R, Kasarkskis E, et al. NP001 regulation of macrophage activation markers in ALS: a phase I clinical and biomarker study. Amyotroph Lateral Scler Frontotemporal Degener. Dic. 2014; 15(7-8):601-9. Disponible en: https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/25192333/
10 Miller RG, Block G, Katz JS, Barohn RJ, Gopalakrishnan V, Cudkowicz M, et al. Randomized phase 2 trial of NP001—a novel immune regulator: Safety and early efficacy in ALS. Neurology, neuroimmunology and neuroinflammation. Abril 2015; 2(3): e100. Disponible en: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC4396529/
11 US Environmental Protection Agency. Toxicological Review of Chlorine Dioxide and Chlorite. Sept. 2000. Disponible en: https://cfpub.epa.gov/ncea/iris/iris_documents/documents/toxreviews/0648tr.pdf
12 En los estudios sobre la toxicidad del ClO2 que se hacen en animales generalmente no se les administra CDS (que se evapora con facilidad si la temperatura del agua del bebedero es superior a 11ºC y por tanto resulta difícil de cuantificar), sino que se les da a beber una solución de clorito de sodio con concentración conocida, y se calcula la cantidad de dicha sustancia que han ingerido y a qué dosis de ClO2 corresponde, basándose en los pesos moleculares (90,5 para el Clorito de Sodio o NaCl02, y 67,5 para el Cl02): 67,5 / 90,5 = 0,75 (EPA, págs. 3 y 35). Es decir, 1 mg de Clorito de Sodio equivaldría a 0,75 mg de ClO2, según la EPA.
13 Véase la página 12 de: US Department of Health and Human Services. Toxicological Profile for Chlorine Dioxide and Chlorite. Sept. 2004. Disponible en: https://www.atsdr.cdc.gov/ToxProfiles/tp160.pdf
14 Los informes de estas agencias tienen por norma el que los niveles de toxicidad pueden aplicarse indistintamente al ion clorito y a dióxido de cloro, asumiendo la reducción inmediata de dióxido a ion clorito en el organismo.
15 Véanse, por ejemplo, los protocolos usados por Manuel Aparicio Alonso para pacientes con COVID-19, disponibles aquí: https://drive.google.com/file/d/1FUaQJlNKxZywgLdQjJz8eRXFvznBWY15/view
16 “Las RfD no pueden considerarse límites de riesgo aplicables para usos terapéuticos y exposiciones agudas o subcrónicas (<90dias) a grupos de pacientes en situaciones controladas. Mientras esos límites no se determinen experimentalmente en ensayos clínicos debidamente controlados, la referencia de toxicidad deben ser los niveles experimentales NOAEL y LOAEL y no las RfDs para agua potable de uso comunitario de la EPA”. Campra P. Toxicidad del dióxido de cloro y del clorito. ResearchGate. Oct. 2020: 3. https://www.researchgate.net/publication/344876982_TOXICIDAD_DEL_DIOXIDO_DE_CLORO_Y_DEL_CLORITO?channel=doi&linkId=5f96019992851c14bce7834f&showFulltext=true
17 Ibíd.
18 Ministerio de Justicia. El Instituto Nacional de Toxicología alerta de que la “Solución Mineral Milagrosa” es un compuesto tóxico nocivo para la salud. 7 septiembre 2020. Disponible en: https://www.mjusticia.gob.es/cs/Satellite/Portal/1292430887729?blobheader=application%2Fpdf&blobheadername1=Content-Disposition&blobheadername2=Medios&blobheadervalue1=attachment%3B+filename%3D200907_NP_Servicio_de_Informaci%C3%B3n_Toxicolog%C3%ADa.pdf&blobheadervalue2=1288812449578
19 Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses (SIT). Memoria 2018. Ministerio de Justicia, 2019.
20 Resolución de 31 de julio de 2020, de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios, por la que se establece el listado de los medicamentos considerados esenciales en la gestión de la crisis sanitaria ocasionada por el COVID-19. Disponible en: https://www.boe.es/eli/es/res/2020/07/31/(1)
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51 Página Siete. La UPEA produce dióxido de cloro para tratar Covid-19. 21 sept. 2020. https://www.paginasiete.bo/sociedad/2020/9/21/la-upea-produce-dioxido-de-cloro-para-tratar-covid-19-268857.html
52 Véase a partir del minuto 1:14:56 en esta charla online: https://drive.google.com/file/d/1RZlY3t-klT0ThW4tICgBqsWd5fVcRwCu/view
53 Insignares E, Andrade Y, Leyva O y Bolano B. Determination of the Efectiveness of Oral Chlorine Dioxide in the Treatment of COVID 19. Disponible en: https://clinicaltrials.gov/ct2/show/NCT04343742
54 BBC News. Covid-19: el remdesivir y otros 3 fármacos tienen “poco o ningún efecto” en la supervivencia de los pacientes, según la OMS. 16 oct. 2020. Disponible en: https://www.bbc.com/mundo/noticias-54576238
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